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Cuando se consume queso fresco, cuyo contenido es menor en grasa, automáticamente su contenido de calorías también es menor. Esto favorece a quienes requieren controlar las calorías y las grasas de su dieta. Ese es el caso de quienes están en tratamiento o en prevención de enfermedades como obesidad, así como colesterol y/o triglicéridos elevados en sangre.
Hay que considerar que siempre es preferible elegir para la alimentación diaria o habitual, alimentos con bajo o moderado contenido en grasa y en cantidad suficiente para obtener nutrimentos importantes como la proteína y el calcio que aporta el queso.
Además de obtener proteína y calcio, el queso también es rico en Vitamina A, la cual es esencial para un crecimiento armonioso del cuerpo y es indispensable para el buen mantenimiento de cartílagos, huesos y dientes.
Una forma sencilla de identificar un queso con bajo o moderado contenido en grasa es su color. El queso blanco nos puede indicar menor contenido en grasa, mientras que un queso amarillo indica mayor presencia de grasa y que debemos consumirlo con moderación. Es importante considerar esto al momento de preparar nuestros alimentos, y verificar que estamos obteniendo en un platillo los suficientes nutrientes que nuestro cuerpo necesita.
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